Irreverencia, contradicción y pereza, son tan sólo tres de las nuevas señales que aparecen en la vida de todo adolescente. ¡Pero, no te asustes!
Aprender a gestionar los nuevos comportamientos que aparecen en esta etapa de la vida, sin juzgarlos ni condenarlos, es la base necesaria para conquistar todas las metas que tú y tu familia, puedan imaginar.
En un mundo lleno de entretenimiento y consumo, el mejor regalo que se le puede dar a un adolescente no son precisamente cosas materiales -aunque no hay nada de malo en esto- lo verdaderamente importante es enseñarle a hacerse dueño de su propia vida, de su mente y de su cuerpo. Este es el máximo regalo que se le puede brindar a una persona especialmente joven, un acto de cariño genuino que le servirá para siempre.
Piensa y recuerda las veces en las cuales, con la intención de demostrar tu amor, le has resuelto a tus hijos las tareas de la escuela y del hogar …seguramente a todos nos ha sucedido esto, bien sea como hijos o como padres.
La realidad es que si existe alguna incongruencia en el comportamiento de un adolescente, puede que no sólo sea algo natural, como consecuencia de los cambios biológicos, psicológicos y sociales que se encuentre experimentando; también es muy probable, que estos comportamientos errados provengan de la forma como los padres, la escuela y la sociedad, inconsciente y paradójicamente, le han arrebatado a l@s más jóvenes la oportunidad de pensar, expresarse y asumir por sí mismos la vida, destruyendo en ell@s el afianzamiento de su auto confianza.
Cimentar la verdadera naturaleza del ser es un deber obligatorio en la adolescencia, un desafío que ocurre justo cuando la persona busca sortear los fuertes condicionamientos externos para encontrarse a si misma, forjando a consciencia, su propio camino.
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